miércoles, 25 de julio de 2007

Amigo...

Amigo tu ausencia ha sido de muchos años, tu rostro se pierde en mi memoria que nunca quiso dejarte, porque ya todo mi cuerpo lo ha hecho y te ha olvidado.
Al partir dejaste una necesidad en mi, una necesidad de todo lo que siempre me diste; tus silencios, tus risas, tu cuerpo, tu calor... ay de mi! que desde ese día siempre te he necesitado, ay de mi! que nadie llenó esa necesidad de ti.

Amigo, cómo es tu rostro ahora que entre la multitud no te he podido reconocer, o es que tu alma verde no se ha vuelto a cruzar con la mía violeta.

Los años pasan sin piedad en mi vida, ya los de siempre me han dejado y los de nunca están volviendo a devolverme mis primeros años, pero tu no has venido a devolverme nuestros años y cómo deseo cada noche volver a verte.

Amigo he salido a buscarte esta tarde, a preguntar por tus manos y por las calles de tu antiguo barrio vi una obra de tu autoría en muros llenos de formas y colores que me trajeron mucho de ti a mi cuerpo, la vi y no dudé que tus manos habían creado magno universo... esta tu grito en ese muro, pero no estabas tu ahí... una voz me dijo que tu cuerpo había abandonado hace algunos años esas calles... Te tuve cerca y te esfumaste con esas palabras... no quise dejar el mural por muchas horas pues sentí que era todo lo que tenía de ti.

Amigo he perdido tu huella, me siento desorientada, no sé por dónde empezar, no sé si pararme horas frente una multitud hasta volverte a encontrar.

Amigo necesito verte, es urgente, hace algunos días han desahuciado mi vida... el tiempo se agota... no puedo partir con este hueco que hemos dejado en mi.


Mariana Wilde

2 comentarios:

Unknown dijo...

Te felicito, está muy hermoso tu blog... me encanta que tengas estas iniciativas y aprovechar cada posibilidad para expresarte desde toda la mujer que habita en tí
un beso
angélica

Mauricio dijo...

Gracias Mariana por el canto de Mujer con trinos de alegría, y aún en la caída levantas alto muy alto silencios celestes, entre los viejos y agotados murmullos de los indolentes.
Anda sigue porque tu canto es sonata, sustancia de amor y nata de libertad. Orgullosos de ti están en el cielo Don Oscar y en la tierra Don Mario.
Para ti mi amor y respeto,
Mauricio