lunes, 27 de julio de 2009

GIL

A pesar de todo, o todos, él estaba ahí, el porqué no era algo trivial, todos lo conocían pero nadie lo sabía. Se paraba afuera de la iglecia y miraba como la gente entraba y salía con sus pecados a cuestas. De él decían que era un miserable hereje con cara de pena, que adolecía de razón y que así era desde su adolecencia. Igualado a la nada sólo él habitaba la vereda de esa forma y lo hacía con los pies mojados o con su pelá dorandose al sol. Y cuando uno de esos que salía de la iglecia se le acercaba a darle una monedita, él sin ningún resparo le gritaba GIL! en la cara.

2 comentarios:

Dalibor Yutronic dijo...

Me sentí ofendido.
Me sentí aparte.
Me senté lejos.

porque ni a misa, ni al manicomio voy. Ni con pecadores, ni con loquitos me junto. O al menos, eso me dicen los 'giles'..

Me sentí gil.

bueno, bueno!!

Manolete dijo...

...de los giles sera el reino de los cielos, asi que mejro ns qudamos aca abajo...


eso lo dijo un profeta entero chorizo...